17 mayo, 2011

Misterios de la vida: Renault y sus coches de representación

Hoy hablaremos del Imperio Francés, y no del creado por Napoleón, sino por el de los hermano Renault. Y en especial, a los “coches de representación” de dicha marca.

Era el año 1898 y los tres hermanos Renault fundaban la Renault Frères, pero poco duraría bajo ese nombre, ya que tras la accidental muerte de Marcel en la carrera París-Madrid (1903) y la de Fernand cuatro años más tarde pasaría a llamarse Société des Automobiles Renault.


Fabricaron durante la Primera Guerra Mundial munición, tanques y aviones, pero su principal eje seguían siendo los coches, poblando así el parque de taxis parisinos.

Diversificó su producción haciendo también camiones y tractores.

Tras las Segunda Guerra Mundial, la empresa pasó a manos del estado francés, debido a que su director, Louis Renault se dedicó a fabricar material para el ejército Nazi. No fue hasta el año 1986 cuando empezó su privatización, que no fue mayoritaria hasta 1996.



Pues bien, durante esos años, Renault sacó al mercado varios coches “míticos” en la historia del automóvil: Renault 4 (el 4 latas, cuyo lema “Su belleza está en la mecánica” era un claro ejemplo de su robustez), Renault 5 (sus versiones Copa, Alpine, Turbo lo convirtieron en un auténtico deportivo, consiguiendo grandes logros deportivos tanto dentro como fuera del asfalto), Renault 11 (el abuelo del Megane, que allá por 1986 ya incluía elevalunas eléctricos, cierre centralizado, etc.…) pero si hablamos de innovaciones tecnológicas, la gran punta de lanza de las berlinas de representación europeas, fue sin duda el Renault 25.


Presentado en 1983 y lanzado al mercado un año más tarde, Renault no se anduvo con chiquitas, y fue directa a la yugular del tridente germano, BMW, Mercedes y Audi, que en esa época, campaban a sus anchas sin un digno rival que les plantase cara.

El 25 de Renault debía poder satisfacer a la clientela de los productos alemanes, pero no sólo eso, sino superar sus expectativas, por eso equipó al 25 con una cantidad de dispositivos nunca vistos hasta la época y que a día de hoy, aún no se ven en todos los coches actuales: reglaje de los faros desde el interior, reloj digital, temperatura externa, una consola central prolongada hacia la parte posterior para conducir la calefacción a las plazas traseras, ordenador de a bordo, nivel de combustible digital, sintetizador de voz (en las primeras versiones, un vozarrón que causaba sobresaltos al conductor, y posteriormente, una modulada voz masculina más agradable), dirección asistida, volante regulable en altura, elevalunas delanteros y traseros, cierre centralizado, mando de cierre a distancia de puertas, apoyabrazos centrales en las plazas delanteras, techo solar eléctrico, climatizador, ecualizador de radio, reglaje eléctrico de los asientos delanteros... En el exterior cabe a destacar retrovisores térmicos, limpias en la luna trasera, faros de yodo, llantas de aleación ligera...



Todo ello en un coche de dos volúmenes, dado que la trasera estaba acotada por un portón acristalado que apenas daba lugar al tercer volumen.

Podía equipar varias mecánicas en disposición longitudinal, cuyas potencias iban desde los 103cv hasta los 205cv. Incluyendo dos versiones diesel de 65 y 88cv.

Había una versión denominada “Limousine”, que otorgaba mayor espacio longitudinal para las piernas de los pasajeros de la parte de atrás.




Con este coche, Renault consiguió muy buena posición en el segmento de las berlinas de representación, duplicando prácticamente sus previsiones de ventas.



Ahora pasaremos a ver a su sustituto natural, el Renault Safrane (1991-2002). Poco hay que decir de este modelo, ya que fue un coche completamente continuista en el camino iniciado por su predecesor. Actualizó su línea exterior, pero manteniendo el mismo esquema de gran berlina con portón trasero, con un interior más confortable y modernos, pero en lo que más se diferenció del 25 fue en los claros avances tecnológicos en el apartado de la seguridad.

Este coche por dentro daba la sensación de estar montado en un Renault Laguna de la época, pero con más espacio y algunos detalles que justificaban su valor económico frente a la competencia: tapizados en piel, luces de cortesía, climatizador…



Montó motores transversales con potencias que oscilaban entre los 105 hasta los 262cv en gasolina y entre 88 y 113 en diesel.


Y ahora, cómo ya contamos en el episodio del SEAT Toledo, viene cuando Renault, después de todo el trabajo bien hecho con los R25 y Safrane, lanza al mercado el Vel Satis (2001-2009).



¿En qué se parece a sus predecesores? En un exquisito equipamiento interior y un buen nivel de acabados, junto a un gran confort de marcha. Pero algo falla aquí. En esta época, Renault triunfa con su Megane Scenic, con la que es capaz de convencer a muchas personas de que no necesitan una berlina con un buen maletero cuando se casan y tienen hijos, sino que lo que necesitan es una furgonetilla con un interior con huecos portaobjetos por doquier y ordenador de a bordo. A esa clase de público los logro convencer y le salió bien la jugada. Así que Renault, junto al Avantime (la furgonetilla coupé de lujo) nos quiso furgonetizar a todos los europeos. Pero el comprador de un Safrane, lo que quiere es una berlina grande y confortable, no una furgonetilla “Super-Premium”. Así que les salió el tiro por la culata, logrando unas ventas ridículas que hizo desaparecer a Renault del segmento de las berlinas de representación.

Y todo ello pese a tener un equipamiento de último nivel: control de velocidad adaptativo, apertura y cierre con sistema manos libres, freno de mano automático y hasta 8 airbags.



Hoy en día Renault nos ofrece el Latitude, sin embargo, no sé si será para evitar comparaciones con el esperpento anterior, porque ya pasa de berlinas de representación porque se cree incapaz de plantar cara a las berlinas alemanas o porque no son capaces de hacer algo mejor, Renault ha decidido no considerarlo como el reemplazo natural del Safrane (o del Vel Satis). Sin embargo, en otros mercados si se vende como Renault Safrane…



El fabricante francés lo vende más como una alternativa más confortable y de forma distinta al Renault Laguna (cuyo éxito cada vez va a menos).



Este modelo acaba de salir al mercado, así que el tiempo dirá si tendrá éxito o no. Al menos, vuelve a tener forma de coche…

1 comentario:

Danny Piña dijo...

Esta entrada es de las que me gustan a mí !!

Enhorabuena Juanjo, te lo estas currando de lujo !!